des-bailar


La castaña fue a bailar al Solís. Centro de cultura, de pasión. Se despertó un domingo a las ocho de la mañana, tuvo una hora de viaje. Le habían enseñado que la Danza era el reflejo de los sentimientos, la expresión externa de sensaciones internas. Llegó decidida a causar impresión, a demostrar que ese era su fuerte y dominar la materia. Un, dos, tres cuatro; no. La clase le sonó monótona, rígida, clásica. No le encontró el sentido, ni a la clase ni a su travesía para llegar a ella. A la hora del descanso, se retiró. Lentamente, sin causar impresión. Se alejó decidida a no volver. La desilusión le provocaba llorar y lloró mientras hablaba por teléfono. Las únicas palabras que salían de su boca eran "no me gustó". Deambuló por la zona, sin saber a dónde ir. Se compró una hamburguesa en Mc Donalds y se sentó en una plaza. El mundo apesta cuando las cosas no salen como uno espera.