la pre-tormenta


El delicado segundo antes del caos. Esa gota de lluvia previa a la tormenta. Estuve jugando con fuego, y había llegado el momento de decidir; si quemarme o dejarlo morir. Ese era el problema. A todos nos gusta un poco de fuego, pero los extremos nunca funcionan. Estaba parada frente al punto que siempre había temido: elegir. Me gustaría tener una máquina que decidiera por mí. Iba tanteando a la vida, viendo hasta dónde podía llegar sin caerme. ¿Cómo hacer para mantener el equilibrio, la cordura? Imposible. El fuego me consumió.