la cuerda floja


   Tenía un cartel de neón apuntando constantemente a su cabeza. Tenía la capacidad de hacer que todo lo que dijera sonara espectacular. Pero era todo bastante frágil. Creía que tener el pelo teñido de fucsia era ser libre, sin darse cuenta de que la libertad pasaba por otras cosas. Es todo demasiado frágil. La vida se convirtió en aquel reflejo que esperaba que el resto viera. Armó una imagen para salir a la calle, deseando con todas tus fuerzas que el mundo la comprara. Le interesaba más que la gente supiera que hacía determinadas cosas que el hecho de hacerlas. Pero, al final del día, era el reflejo del espejo el que le preguntaba: ¿nunca te sentiste totalmente deshauciada al saber que, sin público, tu actuación no tiene sentido? Caminaba por la cuerda floja en busca de la libertad, sin darse cuenta de que, mientras tanto, se perdía de ser libre.