rotonda mental

   

Las teclas entumecidas esperan al frío dedo para liberar sus más profundos pesares. Caminás con la potestad de pisar a quien se cruza en tu camino, pero te duelen los pies. Tenés un alma negra porque, cada vez que dejaste salir la luz, te quedaste a oscuras. Tenés un par de ojos cansados de estar abiertos, tenés una sonrisa que no quiere ser. El final no existe, el final es como el horizonte. Siempre va a estar a la misma distancia, siempre vas a tener el mismo mar de por medio. Porque la vida es una bicicleta fija; que corre pero no avanza, que lastima pero no evoluciona. Y a menos que un día la cambies, va a estancarse para siempre.