No existimos. Lo que percibimos como años de vida son simplemente las horas de sueño de alguien más. Somos su imaginación. Nuestra vida es intangible. Los momentos, los lugares, las personas; todo forma parte de una fantasía onírica. Todo es efímero, todo se va a terminar. La muerte sería un simple acto reflejo; es sólo el momento en el que nuestro creador despierta. No sabemos cuándo vamos a morir, o cómo. Pero funciona como motivación, sirve como impulso para subsistir, para innovar, para resurgir. Sirve para cumplir metas, sirve para esperar ese amanecer que, irónicamente, va a significar nuestro final.